American Horror Story

Las series de terror son raras de encontrar. No es que no haya, o haya pocas, pero no son habituales. Las cadenas están más ocupadas en intentar encontrar la nueva "Perdidos", en buenas comedias e incluso en la acción más directa que en el terror. Hablo de cadenas de fuera; aquí, en nuestro país, estamos más ocupados haciendo chorradas o mostrando las "emocionantes" vidas de Carmina Ordoñez, Isabel Pantoja y demás momias que en crear algo que se pueda ver. Aunque, bien pensado, igual son biopics que esconden terroríficas historias. Quién sabe.

Y en este panorama nos llega "American Horror Story", que nos relata la vida de una familia en su nuevo hogar, una tetrica casa-mansión en Los Ángeles a la que se mudan tras ciertas desavenencias familiares, entre las que está incluida una infidelidad por parte del cabeza de familia y un aborto por parte de la madre. Pronto se darán cuenta de que hay algo que no va muy bien, y que tiene que ver con Constance, la extraña vecina, con Larry, un misterioso hombre con horribles quemaduras y con la sirvienta, Moira, cuyo aspecto es diferente según quien la contemple.
Es una serie bizarra, extraña, cruda, rara, sexual, terrorífica, exagerada, cartoonizada. Todos apelativos y mil más le van como un guante. Y si no la habéis visto aún y no me creeis, sólo tenéis que echar un vistazo a sus sposts, las fotografías, los posters promocionales y, sobre todo, sus personajes, que parecen sacados de la peor de las pesadillas del más enfermo de los maniacos de un psiquiatrico. Desde la propia Constance, hasta Larry, pasando por Moira, la propia familia Harmon o Tate, todos ellos protagonistas de la tragedia que asola la casa, y todos y cada uno de ellos con su propia historia personal.

Tras los personajes, lo siguiente que llama la atención de la serie es su estructura. Mediante diferentes flashbacks, vamos comprobando que la casa no es precisamente trigo limpio. Cada capítulo comienza con un hecho tragico que ha tenido lugar en la vivienda, la mayoría de ellos nos ayudarán a entender mejor lo que hemos visto, o lo que estamos por ver. "American Horror Story" es un gran puzzle, donde en el penultimo capítulo (el último es una especie de epílogo) todo encaja. Y, advierto, no todos los personajes dicen la verdad, aunque claro, al verlos, es fácil pensar que no lo hacen.

Los giros argumentales son continuos, algunos de ellos repletos de tensión, y llevados desde el primer capítulo, por ejemplo, el Hombre de Latex, de cuyo traje conoceremos la historia muy poco a poco, sin prisas. Atentos, porque es uno de los detalles más positivos de la historia. Sobre su identidad no voy a contar nada aunque, personalmente, se ve llegar de lejos. Me esperaba más al respecto.
La ambientación y el tono son dos de los mejores factores de "American Horror Story". Si no tenéis razones para verla, al menos, hacedlo por estos dos aspectos, porque los encargados se han lucido. Mención aparte merecen los efectos especiales, la mayoría de ellos relacionados con el maquillaje (si hay CGI por alguna parte, yo no lo he encontrado). 

Un trabajo excepcional, repito. Las escenas donde vemos la casa desde fuera, las tomas en el interior, aquellas relacionadas con el sótano, o los diferentes crímenes... Magistral.
La serie no sería lo mismo sin sus actores y actrices, todos y cada uno de ellos interpretando papeles que parecen sacados de una obra de teatro del manicomio Arkham. 

Tenemos pues a la familia Harmon, formada por Ben, Vivien y Violet, interpretados respectivamente por Dylan McDermott (The Messengers), Connie Briton (Pesadilla en Elm Street: El origen) y Taissa Farmiga. Los tres perfectamente construidos, con un desarrollo ejemplar que concluye con un climax bastante adecuado para lo que se nos ha ido contando en la serie. Las discusiones de Ben y Vivien, la relación de Violet y Tate y la locura en la que entran los dos primeros serán temas recurrentes.

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